Recuerdo a Eleazar , no se mantenía quieto, iba y venia, iba al baño y venia a la biblioteca, iba a la sala y venia a buscar un juego de mesa, iba al jardín y venia a buscar que hacer dentro de las gigantescas 3 paredes que conforman el albergue.
Le grité de un extremo del albergue para que se acercara. Me costó mantenerlo sentado mientras le preguntaba si quería dibujar algo, fue difícil que mantuviera su atención en la hoja blanca pero al final se entretuvo buscando los colores que necesitaba e imaginando que mas podía agregarle a su mano.
Al terminar, se paró y continuo con su danza de ir y venir por todo ell albergue, por lo menos en ese espacio podía moverse sin algún peligro acechando, de lo único que se cuidaba era de que lo mandaran a cocina a picar la verdura para la comida.
Comments