El pasado 08 de diciembre se cumplió un año de la muerte de Jakelin Caal, una niña de 7 años proveniente de Guatemala, quien murió en Estados Unidos, bajo custodia de agentes fronterizos.
A pesar de esta grave violación a los derechos humanos, han sido nulos los esfuerzos, de la patrulla fronteriza, por terminar con sus prácticas que ponen en riesgo la niñez migrante: la detención, la discriminación y la criminalización hacia estas niñas, niños y adolescentes.
Jakelin no ha sido la única, 6 NNA más han muerto estando en detención. Uno de los últimos casos fue Carlos Hernandez quien no fue atendido después de habérsele detectado altos grados fiebre, quien agonizó en su celda, a quien su compañero, otro adolescente, lo encontró ya muerto a la mañana siguiente.
La tortura y asesinato de niñas, niños y adolescentes no debe ser una práctica para disuadir a migrantes y refugiados de llegar a Estados Unidos.
BASTA DE TANTA INDIFERENCIA HACIA LA SITUACIÓN DE ESTA NIÑEZ ANTES, DURANTE Y DESPUÉS DE SU TRAYECTO.
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